
26 agosto, 2014
A veces desearía poder tener el sexo que me plazca sin necesidad de pasar lo la denigrante acusación: “Eres una puta”; realmente tal acusación, ni justificación conceptual tiene, puesto que puta significa prostituta y las prostitutas cobran; ¡yo no!
La antilogía del mundo, nos tiene jodidos, ¿Las mujeres necesitamos cobrar para no ser llamadas de tal forma?; algunas mujeres aseguran que la inseguridad de los hombres nos hace putas, otras aseguran que es nuestra inseguridad la que nos hace putas; pero yo considero que mas que inseguridad, es cuestión de tolerancia y educación sexual más acorde a nuestros deseos.
Vemos el ser putas tan grave, cuando en realidad lo que necesita el mundo son putas: Mujeres con personalidad, capaz de asumir sus decisiones, mujeres divertidas y de mente abierta, mujeres llenas de espíritu, seguras y extrovertidas.
¿No puedo hacer lo que quiera por el miedo a que me llamen puta? Todas las mujeres en el fondo lo somos, deseamos hacer innumerables cosas y vivir extremas experiencias; deseamos besar a quien se nos antoje, cada que queramos; deseamos desnudarnos sin haber juzgamientos hacia nuestros cuerpos, deseamos experimentar muchas cosas en cama: sexo anal, hacer juegos de roles, tríos, etc; claro, todo esto sin pasar por encima de los deseos y filosofía de quien amamos y deseamos respetar… ¿Pero los hombres realmente lo entiende, comprenden, asumen o respetan?
¡Ellos desean mujeres diferentes, que disfruten y hablen de sexo abiertamente! Pero las denigran y ofuscan con comentarios machistas y psicología común! Necesitamos hombres con potencial tolerante y realista, hombres correctos, juntos y maduros, que vean la sexualidad femenina como un reto y no como sinónimo de perversión y humillación.
Los hombres obligan a la gran mayoría de mujeres a reflejar lo que no son. Mantener tu parte pervertida oculta, no es bueno; en especial para tu salud mental. Algunas mujeres casi que crean doble personalidad: por un lado siendo la mujer que la familia y el novio desean para mostrar en sociedad; y por el otro, la mujer que cautelosamente experimenta su vida sexual por debajo de los comentarios y conocimiento de todo el mundo, en especial de sus cercanos.
Deberíamos evitar esa doble moral, decirle al mundo lo que sentimos y deseamos tener, no mas miedos ridículos: Somos mujeres, no animales para amaestrar, nosotras sentimos, nosotras necesitamos disfrutar de lo que queremos, de lo que deseamos, no solo sexualmente hablando, también alrededor de nuestra vida laboral y familiar.
¿Necesito ser llamada puta para disfrutar de lo que quiero? Pues seré la puta más orgullosa de serlo, de hecho, lo soy.
“Ser virgen no te hace santa y tener sexo no te hace puta”
“Ni putas, ni zorras; solo mujeres”
“No veas putas, donde hay mujeres libres”
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